Despojado de abundancia, belleza, el Ser se manifiesta en la estructura, la forma de cada hoja. La sutilidad se percibe a través del tacto sedoso. Así es el Ser, perenne y manifiesto, más allá de la matèria.
El reencuentro con el Ginkgo es pura emoción y remembranza de todo lo compartido otras veces.
L’entrega gratuita y amorosa de sus cualidades se encuentra en cada hoja. Tomamos la foto con respeto y agradecimiento porque con ellas incorporamos Luz y Amor a nuestra materia. Dejémonos penetrar por la energía acumulada de la primavera y el verano, proveniente del Sol y equilibrar, ahora, nuestra energía visualizandola en sentido descendente, como la caída de las hojas. Dejémonos caer y pisemos la Tierra, sin despertarla de su sueño.
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