Desde esta visión del Ser humano que se forma a partir de estas dos energías, de la Madre Tierra y del Universo, podemos descubrir en nosotros cuál es nuestra tendencia. Cuál es la energía que en nosotros está mucho más manifiesta. Todos somos distintos. Desde el punto de vista energético somos, también, Seres singulares y esta singularidad energética es también importante de manifestar.
Así como cuando nace un hijo o una hija siempre se tiende a buscar qué características tiene del padre o de la madre y, en realidad, es una combinación de ambas, distinta también de ellas, pero que tienen muchas cosas en común. Así como aceptamos que los hijos tienen las características de los padres, padre y madre, también nosotros tenemos estas dos energías en nosotros y a veces nos olvidamos.
A veces funcionamos más desde la energía de la Madre Tierra cuando nos sentimos a menudo sumergidos en todos los condicionamientos de la materia, pero también en nosotros está esta parte del Universo que es una energía más sutil y nos conecta con todo lo creado.
Intentemos, ahora, en este momento en que hemos podido percibir ambas energías sentirlas en nuestro corazón y reconocer cómo están estas energías en nosotros. Si están ambas presentes, en equilibrio y en armonía. Si una predomina respecto a la otra o si ambas energías están continuamente danzando en nosotros.
Cuando estas energías se encuentran en nuestro corazón, realmente se produce una gran transformación, una transformación a todos los niveles. A nivel físico o más material ya sea en nuestro propio cuerpo físico o en cuanto a todo lo que concierne la relación con la materia y, también, percibiendo esta conexión con el Universo, con todo lo creado, estando bien presente, aquí y ahora, haciendo uso del discernimiento.
Si funcionamos solo desde la energía de la Tierra aunque con un potencial infinito nos es difícil sustentarnos, mantenernos y, si funcionamos solo con la energía del Universo, también nuestra materia se resiente.
Estamos aquí para unir ambas energías en nuestro corazón y funcionar desde esta unión en armonía. Es nuestra doble naturaleza, una nueva dualidad que debemos gestionar y que solo es posible si nos comprendemos, si nos reconocemos, si somos energía amorosa. Esta energía que se mueve desde el corazón y que conecta corazón con corazón. Todo lo creado, sea visible o invisible, tiene su centro energético del corazón y cuando la conexión se da desde este centro, todo se transforma.
Moviéndonos desde esta energía amorosa todo se ilumina y, ahora, estamos a punto de celebrar la fiesta de la Luz. La Luz porque estará más presente en nuestra cotidianidad. También porque la intensidad de la energía será mayor los próximos días.
Sintamos la energía de la Tierra que transita por dentro de nosotros, también por debajo la Tierra y sintamos la energía del Universo envolviéndonos a cada instante.
Respiremos en esta energía, esta energía de unión, esta energía amorosa para que se expanda en este espació y conecte todos los corazones. Los sane, si hay necesidad de sanarlos. Los limpie, si hay necesidad de limpiarlos. Los nutra, si hay necesidad de nutrirlos y compartamos este gran corazón con el Universo y con la Tierra.
Un corazón que se expande a cada respiración, que alcanza todo el Universo y también, acerquemos esta energía a la Madre Tierra hasta llegar a su centro casi como un minúsculo punto. Sostengamos esta energía en beneficio de todos. Sostengámosla con la respiración. Recibiéndola y dándola, dándola y recibiéndola. Sintámonos el Universo, como un Universo lleno de Amor y Luz. Sintámonos la Madre Tierra como un infinito potencial. Respiremos para acompasarnos.
Sintamos este chacra del corazón expandido, potenciado, iluminado. Sintamos los beneficios de la respiración. Sintamos los beneficios en nuestra mente en atención plena en este momento. Sintamos los beneficios en nuestro cuerpo físico, un cuerpo físico más ligero, más relajado. Respiremos, unos momentos más, en esta energía para percibir todos sus beneficios y que se prolonguen en el tiempo. Expuestos a esta energía todo se libera, todo se armoniza, todo se equilibra.
Agradezcamos esta energía y cada uno, según su sentir, puede volver a conectar poco a poco con su cuerpo. Cada uno a su tiempo, respiremos sintiendo el movimiento de nuestro pecho, esta expansión y contracción de la energía y, cuando lo sintamos, podemos colocar nuestras manos en nuestro pecho y sentir físicament este movimiento. Y, así, ir acariciando nuestro cuerpo. Bajemos hasta nuestro vientre y percibamos, también, aquí la energía. Coloquemos, ahora, las manos sobre nuestras piernas y así mantener este contacto y tomar consciencia de todo nuestro cuerpo. Las piernas y los pies en el suelo, la espalda, los hombros, brazos, manos y nuestra cabeza. Y finalmente abriendo y cerrando los ojos para conectar de nuevo con este espacio y mantener aún un poco más el silencio.
con Amor y Luz-16-12-2022
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