El cero

El cero

Estamos aquí para aproximarnos a este círculo de complitud. A este círculo que todo lo contiene. Un círculo en el que todo se manifiesta. En el que nada puede verse.

La simple visión de un círculo ya nos trasmite tranquilidad, paz, plenitud… Es aquel símbolo que podríamos considerar perfecto. Todos los puntos equidistantes del centro, como nosotros ahora en este círculo. Todos a la misma distancia y todos iguales.

Sintámonos formar parte de este circulo de la creación, sintámonos dentro de él en equilibrio y en armonía y, con esta actitud, sumergirnos en este infinito potencial. Para ello debemos conectar mente y corazón como si se tratara de un solo órgano. Y con mente y corazón, en coherencia, sumergirnos abriendo bien los ojos para ver esta infinita creación.

Una creación que nos conduce al principio de los tiempos, al Paraíso, activando esas memorias primigenias que están en todos nosotros, a veces olvidadas. Sintámonos, al aproximarnos a este origen, cada vez más conectados con la vida. Una vida con todo el potencial, y gracias a este infinito potencial andemos confiados, porque la vida es eterna.

Solo desde la confianza, desde la unión de mente y corazón podemos ver esta inmensidad. Respiremos en esta energía para que nuestras células también conecten con este infinito potencial, con este poder de regeneración, para conectarse con esta vida. Esta vida exuberante, abundante, alegre, luminosa, permitamos que esta energía amorosa, en su movimiento iluminando todo este círculo, nos ilumine también a cada uno. Así nos facilita vernos, también como somos.

Esta vida que se manifiesta de forma eterna con un potencial infinito, conectemos con esta plenitud y también escuchemos el silencio que la acompaña, este silencio profundo. Un silencio que nos facilita también el descanso. Un descanso que nos invita a la contemplación. Una contemplación vinculada al disfrute.

Respiremos para incorporar este silencio también en nosotros y, en cada una de nuestras células. La vida es movimiento, movámonos en esta energía, construyamos círculos, andemos sobre estos círculos, conectemos estos círculos entre nosotros. Dancemos, dancemos en este entorno, en este ambiente, en esta energía de vida.

Juguemos a observarnos y a descubrir los círculos en nosotros, en nuestro rostro, en nuestra cabeza, en nuestros ojos, en nuestros pechos, en nuestro abdomen en todas las partes de nuestro cuerpo, círculos más grandes y más pequeños, círculos concéntricos, círculos que interseccionan y, cuando contemplamos esas partes nuestras, sintamos esta complitud, sintamos esta tranquilidad, sintamos esta Paz.

Busquemos también círculos en el exterior, en la naturaleza, los vegetales, las flores, los árboles, los frutos.

En los objetos que nos rodean, también en el cielo, la Luna y el Sol y todos los planetas.

Estamos rodeados de un potencial infinito. Tenemos en nosotros un potencial infinito.

Permitamos, uniendo nuestra mente y nuestro corazón, que este potencial se manifieste en formas armónicas, en pensamientos positivos, en corazones grandes…

Practiquemos la Unidad sintiéndonos todos iguales. Construyamos círculos para compartir, para crear…

Que este primer símbolo, el 0, la nada y potencialmente el Todo, presente en nosotros y en nuestro entorno nos facilite la confianza para manifestar todo este potencial.

con Amor y Luz-15-09-2023

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