El dos

El dos

Hoy conectamos con la energía de la dualidad. Esta energía bien manifiesta en nuestro entorno, en todo aquello que nos rodea, en ciclos bien marcados de esta polaridad, de esta aparente oposición y también una dualidad que está bien presente en nosotros, en nuestro cuerpo físico, representando nuestro lado derecho y nuestro lado izquierdo, en alguno de los órganos de los sentidos, en nuestro cerebro, en algunos de nuestros órganos,  esta dualidad que puede convivir en Paz y armonía en nosotros.

Una dualidad que a veces nos es difícil de gestionar, porque en algunos momentos sentimos verdadera confianza en la vida y en todo lo que acontece, pero en cambio en otros momentos, nace en nosotros una inseguridad y una gran duda respeto a  todo lo que acontece. Permitirnos sentir esta dualidad es un trabajo importante en este tiempo, este permitirse conlleva una libertad interior que a veces es difícil de encontrar.

Esta libertad solo puede estar presente si dejamos de enjuiciarnos, si lo que hacemos es abrirnos a una mayor comprensión. Una comprensión que abraza lo que es verdaderamente la vida más allá del mundo en el cual vivimos.

Transitemos pues en Paz por esta dualidad porque tienen el mismo origen, la misma energía amorosa, la energía de la creación, la energía de la vida que se manifiesta como hemos comentado antes de forma distinta.

Aunque podamos vivir a menudo esta dualidad desde la oposición, con esta comprensión más amplia de la vida intentemos vivirla desde la complementariedad, para sentimos más plenos, más fuertes, más completos, porque es gracias a este movimiento ondulatorio que comparte la dualidad que podemos descubrir aspectos nuestros que a veces están dormidos. Este dejarnos sorprender también requiere de la libertad del permitirnos.

Intentemos respirar en la energía más ying, esa energía más femenina, más fría, ¿y donde la sentimos en nuestro cuerpo?

Ahora conectemos con la energía más yang, más cálida, más masculina, ¿y donde la sentimos en nuestro cuerpo?

Ambas energías se mueven en forma constante en nosotros en un movimiento ondulatorio es este movimiento el que las mantienen bien vivas. Por detrás esta dualidad se une en nuestra columna, por delante en nuestro esternón, por eso son lugares importantes a tener en cuenta porque es en estos dos lugares en donde la dualidad se une sin confrontarse, donde a veces podemos sentir malestares, presiones, tensiones, bloqueos. Intentemos unirlas en nosotros para alcanzar la Unidad. Una Unidad que ahora ya no necesita disolver estas energías, sino que las abraza y las acoge.

Otra dualidad bien marcada en nuestro cuerpo son los dos hemisferios cerebrales, que curiosamente rigen el lado opuesto de nuestro cuerpo en el que están situados, así nuestro hemisferio derecho, gestiona y rige nuestro lado izquierdo y nuestro hemisferio izquierdo, rige y gestiona nuestro lado derecho. ¿Sera debido a este cruce que nos es difícil gestionar esta dualidad? ¿Esta dualidad que convive en nosotros?

En la medida en que podemos vivir uniendo esta dualidad nuestros hemisferios entran en una mayor sincronía y desde esta mayor sincronía, en un estado de plenitud, de complitud que nos permite abrirnos de una forma mucho más comprensiva a todas las experiencias, es como si la sincronización de nuestros dos hemisferios creara en nosotros  el ying-yang en que la dualidad se mueve siempre en armonía y en equilibrio, sin confrontación alguna, amándose mutuamente, ayudándose, complementándose. De esta forma nuestro hemisferio derecho que gestiona la energía femenina puede comprenderla mucho mejor evitando confrontarse, y nuestro hemisferio izquierdo que gestiona la energía masculina, también puede abrirse a una mayor comprensión y no confrontarse.

En la medida en que somos capaces en nuestra cotidianidad de evitar este confrontamiento frente a aspectos aparentemente opuestos vamos alcanzando una mayor conciencia, este es un punto importante hoy en nuestra sociedad. Una sociedad cada vez más plural, más diferenciada, más distinta y que no necesariamente debe confrontar más bien debemos preguntarnos como afrontar, como resolver, como hacer espacio, como facilitar que la gran diversidad encuentre en esta Tierra su lugar. Transitemos por este ying-yang de forma consciente, la consciencia nos va a desvelar que acciones llevar a término para que todo esté en equilibrio y en armonía.

Así como en la meditación del 1 todos éramos un rayo de la rueda, aquí en esta figura del yin-yang todos estamos, si así lo escogemos, en esta línea curva que une esta dualidad en el perímetro que lo contiene, siempre hay un puente, siempre hay un espacio que entrelaza la dualidad, en la medida en que aceptemos esta dualidad, en el exterior nos será mucho más fácil también aceptarla en nuestro interior.

Respiremos en nuestra columna sintiendo esta energía de armonía desde el coxis hasta la cervical, transitemos por este camino de unión de nuestra dualidad liberando tensión, bloqueos, incorporando comprensión y Amor, como un bálsamo para nuestra columna. Y también respiremos en nuestro esternón este punto de unión de esta dualidad, liberando tensión y bloqueos,  incorporando comprensión y Amor como un ungüento como un bálsamo, un bálsamo para nuestra permisión.

La dualidad nos invita a permitirnos experimentar a vivir el día y la noche,  la alegría y la tristeza, la fortaleza y la debilidad y encontrar este punto en que uno se transforma en el otro, experimentado en la práctica que es una misma energía.

Valoremos pues en nuestro interior este grado de permisión, que nos permita sentirnos en equilibrio y en armonía, en este movimiento constante.

con Amor y Luz-17-11-2023

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