Para poder transitar por esta experiencia es importante que al iniciar el nuevo día partamos siempre desde el punto cero, como si fuera realmente un verdadero renacimiento obviando todo lo que hemos vivido y experimentado el día anterior, como si cada día esa flor que se abre a recibir todas las bendiciones del Universo, fuera cada día nueva.
Se nos dice muchas veces que todos tenemos un lienzo en blanco en el que podemos plasmar distintos trazos y formas con colores distintos para crear nuestra realidad. Antes de realizar cualquier trazo, cualquier forma en este lienzo en blanco conectemos con nuestro corazón y abrámoslo a recibir toda la Luz del Universo. Agradezcamos de antemano la inspiración y dispongámonos a realizar con delicadeza pero, al mismo tiempo, con firmeza los trazos y las formas que constituyen nuestra realidad, enfoquémonos en lo que es verdaderamente esencial y todo lo superfluo dejémoslo.
Respiremos, también, antes de realizar cualquier trazo o forma para que nazca del puro vacío, desde la sola inspiración sin que nuestra mente condicione, así despertamos la parte del Creador que hay en cada uno de nosotros.
Tampoco tengamos prisa, tenemos mucho tiempo para crear la obra, entreguémonos al silencio y a la escucha, de este silencio, para captar lo que es prioritario en este momento. Tenemos en nosotros la paleta de todos los colores, de las infinitas posibilidades, tomemos consciencia de este poder, de esta cualidad y escojamos, conectados a la frecuencia amorosa, que es lo que queremos materializar.
Que ninguno se niegue a esta cualidad de artista porque expresar nos sana, libera nuestras emociones y nuestros pensamientos y todas las tensiones y bloqueos de nuestro cuerpo físico. Dejémonos conducir por las energías del momento que filtradas a través de la frecuencia amorosa de nuestro corazón crean el Gran Paraíso.
Entreguémonos, también a la contemplación, que es la observación desde el disfrute de todo nuestro entorno y también de nuestro interior y desde esta contemplación, sintamos antes de realizar cualquier trazo o cualquier forma. Reconectados con nosotros mismos y con la creación se nos hace visible simplemente un punto, el punto cero, desde el cual todo se crea y ese es el trazo o la forma que materializamos en nuestro lienzo. El punto cero, el punto donde todo se origina, la justa medida, el justo pensamiento, la justa emoción, la justa respiración, el justo sentir, la justa acción, el justo movimiento. En el punto está todo, el vacío y el universo, practiquemos esta doble visión de la vacuidad y de la completitud. Eso es lo que somos. Aquí es donde estamos y esto, es lo que experimentamos.
Abrimos nuestra flor de loto desde la vacuidad para que gracias a la nueva Luz, a la Luz de este nuevo día, se llene de completitud. Enfoquémonos en este punto, en este Universo donde todo está en la medida justa para que todos y todo lo creado encuentre la justa medida. Experimentemcon AMOR y LUZ-06-04-2020os en este universo del Gran Paraíso, lugar de disfrute y del regocijo, solo visualizando este punto. Este punto cero, necesario para abrirnos al nuevo día sin condicionamiento alguno. Esto es lo que facilita el tránsito por esta experiencia.