La dualidad coexiste sin necesidad de disolverse
Fijemos nuestra atención en nuestro plexo solar. Si nos es más fácil, reflejemos nuestra imagen frente a nosotros y así, será más fácil la visualización. En un punto concreto del plexo solar se enciende una pequeña Luz, una Luz amarilla, brillante, pura. Siguiendo el movimiento de nuestra respiración se va creando un hilo, una hélice que se muestra frente a nosotros, poco a poco en toda su extensión. Este hilo que fluctúa con el movimiento de nuestra respiración, este hilo de Luz amarilla, contiene información importante para cada uno de nosotros. Observemos su movimiento, su forma y viajemos con la mirada a lo largo de su longitud.
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Apreciemos si hay algún punto en el que está roto, deshilachado. Algún punto en el que no está visible, si se ve como entrecortado. Si en alguna zona aparece algún otro color más allá del amarillo. Toda esta observación debe facilitarnos su reprogramación, programarlo para este nuevo tiempo, para esta nueva vida en la Tierra, para esta nueva etapa a la que nos estamos acercando. Cualquier cosa que llame nuestra atención es importante tenerla presente.
Es evidente que por el paso del tiempo parte de la información original puede haberse perdido, fragmentado o mal interpretado. Es pues este momento, un momento oportuno para situarnos de nuevo en este punto origen, en el punto cero y desde este punto reconstruir este hilo, esta hélice a lo largo de toda su longitud.
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Cada uno puede utilizar la herramienta que más fácilmente este a su alcance o la que primero se haga presente, se puede a través de los ojos reparar todos estos fragmentos y reconstruir este hilo. Se puede hacer a través de las manos limpiando, uniendo, restaurando… Simplemente a través del aire, si nos es fácil soplar, con la intención, soplemos sobre este hilo para que recupere su estado original y así, cada uno con lo que llegue a su sentir más profundo. Desde este punto original en el que la dualidad coexiste sin necesidad de disolverse todo se transforma y nosotros somos este elemento transformador, el elemento que permite la coexistencia de esta dualidad en nosotros y en el entorno.
Este hilo, esta hélice contiene toda la información de nuestro verdadero origen. Contiene un conocimiento innato que se activa y hace de nuestra mente, una mente clara, lúcida, intuitiva, sabia. Hace de nuestro corazón, un corazón fuerte en el que se alberga el Amor incondicional, este Amor original esta fuerza poderosa, creadora. Así, mucho más lúcidos, mucho más Amorosos nos es mucho más fácil conectar con nuestro verdadero Yo. Desde esta nueva posición, desde este nuevo centro, abrámonos a la experiencia de esta existencia con otra perspectiva, con una nueva actitud. Retomemos nuestro poder para participar de buena voluntad en esta experiencia, en esta existencia en beneficio de todos y de todo.
Desde este nuevo centro acojo esta dualidad. Desde este nuevo centro tengo claros mis límites, los límites que me permiten ir más allá de la vieja programación, de los viejos patrones, de las viejas creencias. Me abro a lo que ha de venir, a lo que ha de suceder, desde mi poder, con una total confianza, con una mayor fuerza, con una gestión mucho más fácil de esta marcada dualidad que hay en mí y fuera de mí.
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Observo de nuevo este hilo, esta hélice con un color amarillo brillante, puro y cristalino. Siguiendo el hilo es sumamente perfecto, desde el inicio al final y, gracias al movimiento de la respiración, absorbo poco a poco en mi plexo este hilo transformador, reprogramado con toda la información original activa. Y en cada respiración me siento más conectado conmigo mismo, más conectado con mi mente, más conectado con mi corazón. Mi plexo se ilumina en todas direcciones, más allá de mi cuerpo físico. Siento como cada una de mis células se activa y vibra frente a esta nueva Luz. Es una vibración conectada íntimamente con la verdadera vida, la vida en el gran paraíso, la vida del disfrute, la vida del intercambio, la vida de la colaboración. Si mi cuerpo vibra mi mente vibra y mi corazón vibra en esta nueva Luz.
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Todo se transforma, mi cuerpo físico se sana, se equilibra y se armoniza. Mis pensamientos son pensamientos creativos, intuitivos y lúcidos. Mis emociones son emociones para compartir el Amor, este Amor incondicional que es el de nuestro origen. El sentir es de profundo agradecimiento, de profundo bienestar. La información transita a la perfección en todos nuestros cuerpos, ya no hay código perdido ni código encriptado, todo está ya activo a punto para manifestarse, manifestar mi Yo Incondicional. Esta es la manifestación del nuevo Ser humano.
No un Yo superior, un Yo Amoroso, un Dios sabio sino un Yo Incondicional, enraizado firmemente en nuestro origen, en la fuerza más poderosa, en la energía que todo lo conecta. Ya no más dudas, ya no más miedos. Este Yo Incondicional todo lo disuelve, todo lo transforma, todo lo alcanza.
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Si he trabajado con mi reflejo me fundo con mi reflejo, sino simplemente me entrego al sentir de ahora, de este instante presente, para que quede en la memoria.
con Amor y Luz-19-11-2020